El Globo metió como nunca y se llevó por delante a los sanjuaninos, cortando la racha de tres derrotas y alcanzando un triunfo que tiene mucho de revancha.
Fuente:
JUAN JOSE MARON
Huracán comenzó a expulsar algunos de todos esos demonios que le complican la vida cotidiana. La victoria sepultó una rachita negra de derrotas, que había mermado el amor propio del equipo. Pero los tres puntos hicieron muchas cosas más. Le dieron aire al Pitón Ardiles, bombero de emergencia que debía demostrar que estaba a la altura de dirigir al club al que tanto le dio como jugador. Además, por una bendita vez la ubicua figura de Mohamed pudo tomarse un franco. La furia arrasó con lo que había a su paso: con el verdugo San Martín de San Juan y con esa persona no grata conocida como Teté.
El mensaje en Parque Patricios había tenido una sola dirección en la previa: había que ganar. Desde esta premisa, el Globo se olvidó del fútbol bonito y se abocó de lleno a construir un equipo más equilibrado y batallador. Y, sobre todo, fue inteligente para no mandarse de cabeza. Manejó los tiempos, tuvo la pelota, buscó el gol sin desesperarse y no se regaló en el fondo. No fue casual que los sanjuaninos hayan tenido una sola jugada de gol. Porque si no fuera porque la mano de Ubeda se salió de su lugar en el sector menos indicado, seguramente no hubiera existido ese sufrimiento del final. Ojo, que no se malentienda, San Martín no peloteó nunca a Barovero, tampoco chocó contra los palos, ni siquiera metió una lluvia de centros, simplemente tuvo a su favor que el Ducó es un nido de fantasmas. En este pequeño mundo hay certezas irrefutables: hay equipos que nacieron para sufrir. Y el Globo es uno de ellos. Por eso cuando Quiroz mandó a la cancha a Tonelotto hubo un tornado de insultos y silbidos. Ese delantero había sido el del gol en el descuento que los había dejado sin ascenso directo. ¡Entonces cómo no iba a generar cierto murmullo! Cada pelota que le llegó al nueve cortó más de una respiración.
Aunque, más allá de los sustos entendibles en las tribunas, Huracán no debió sufrir por esas tibias insinuaciones. Tuvo puntos altos en la defensa, como Cellay, duro y firme, confabulado con el barro para sacar todo lo que cayera por esos lados, un medio regular, con el plus del cordobés Sánchez Prette, que tenía ganas de jugar a la pelota. Y, más arriba, la habilidad de Varaldo, otro que contagió. Con esto alcanzaba de sobra, porque San Martín salió a esperar para intentar repetir esa fórmula que tanto le dio en este torneo: contraatacar, lastimar y bajar la persiana. Pero Huracán, ayer, era una furia.
Muy felices
Hugo Barrientos. Volante
"Necesitábamos sumar y esto sirve en lo anímico. Demostramos a todos que estamos muy unidos".
C. Sánchez Prette. Volante
"Estamos muy felices por el triunfo. Pudimos convertir, algo que hace mucho no podíamos".
Walter Coyette. Volante
"Había que ganar, son un rival directo. Ellos van a pelear con nosotros por no descender".
Para Monasterio, hay que seguir adelante
"Hoy no jugamos bien. El partido estaba descontrolado y con un gol de pelota parada se abrió el partido. Igualmente, hay que seguir trabajando y aprovechar la semana larga", dijo César Monasterio, arquero de San Martín.
Franzoia y Mendoza ya están recuperados
Para el partido ante Colón, el próximo fin de semana, Ardiles ya podrá contar con Andrés Franzoia y Franco Mendoza, quienes se recuperaron de un desgarro y una distensión, respectivamente.
Fuente:
JUAN JOSE MARON
Huracán comenzó a expulsar algunos de todos esos demonios que le complican la vida cotidiana. La victoria sepultó una rachita negra de derrotas, que había mermado el amor propio del equipo. Pero los tres puntos hicieron muchas cosas más. Le dieron aire al Pitón Ardiles, bombero de emergencia que debía demostrar que estaba a la altura de dirigir al club al que tanto le dio como jugador. Además, por una bendita vez la ubicua figura de Mohamed pudo tomarse un franco. La furia arrasó con lo que había a su paso: con el verdugo San Martín de San Juan y con esa persona no grata conocida como Teté.
El mensaje en Parque Patricios había tenido una sola dirección en la previa: había que ganar. Desde esta premisa, el Globo se olvidó del fútbol bonito y se abocó de lleno a construir un equipo más equilibrado y batallador. Y, sobre todo, fue inteligente para no mandarse de cabeza. Manejó los tiempos, tuvo la pelota, buscó el gol sin desesperarse y no se regaló en el fondo. No fue casual que los sanjuaninos hayan tenido una sola jugada de gol. Porque si no fuera porque la mano de Ubeda se salió de su lugar en el sector menos indicado, seguramente no hubiera existido ese sufrimiento del final. Ojo, que no se malentienda, San Martín no peloteó nunca a Barovero, tampoco chocó contra los palos, ni siquiera metió una lluvia de centros, simplemente tuvo a su favor que el Ducó es un nido de fantasmas. En este pequeño mundo hay certezas irrefutables: hay equipos que nacieron para sufrir. Y el Globo es uno de ellos. Por eso cuando Quiroz mandó a la cancha a Tonelotto hubo un tornado de insultos y silbidos. Ese delantero había sido el del gol en el descuento que los había dejado sin ascenso directo. ¡Entonces cómo no iba a generar cierto murmullo! Cada pelota que le llegó al nueve cortó más de una respiración.
Aunque, más allá de los sustos entendibles en las tribunas, Huracán no debió sufrir por esas tibias insinuaciones. Tuvo puntos altos en la defensa, como Cellay, duro y firme, confabulado con el barro para sacar todo lo que cayera por esos lados, un medio regular, con el plus del cordobés Sánchez Prette, que tenía ganas de jugar a la pelota. Y, más arriba, la habilidad de Varaldo, otro que contagió. Con esto alcanzaba de sobra, porque San Martín salió a esperar para intentar repetir esa fórmula que tanto le dio en este torneo: contraatacar, lastimar y bajar la persiana. Pero Huracán, ayer, era una furia.
Muy felices
Hugo Barrientos. Volante
"Necesitábamos sumar y esto sirve en lo anímico. Demostramos a todos que estamos muy unidos".
C. Sánchez Prette. Volante
"Estamos muy felices por el triunfo. Pudimos convertir, algo que hace mucho no podíamos".
Walter Coyette. Volante
"Había que ganar, son un rival directo. Ellos van a pelear con nosotros por no descender".
Para Monasterio, hay que seguir adelante
"Hoy no jugamos bien. El partido estaba descontrolado y con un gol de pelota parada se abrió el partido. Igualmente, hay que seguir trabajando y aprovechar la semana larga", dijo César Monasterio, arquero de San Martín.
Franzoia y Mendoza ya están recuperados
Para el partido ante Colón, el próximo fin de semana, Ardiles ya podrá contar con Andrés Franzoia y Franco Mendoza, quienes se recuperaron de un desgarro y una distensión, respectivamente.
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