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27 junio 2007

"Por ahí sigo en Huracán"

El Turco revisó la decisión de irse y le abrió la puerta a la continuidad: "Me muero por dirigirlo en Primera".


Fuente:

MARTIN YUS

Nada separa a un Antonio Mohamed de otro. Nada cambió de la vincha multicolor y la calza flúo de principios de los 90 a esta boina que se convirtió en accesorio fetiche de este invierno porteño. Sólo pasó de jugador a técnico. El sentimiento es el mismo. Como cuando en plena celebración del ascenso de mayo de 1990, en la pista de Cinema, un boliche de la avenida Córdoba, empezaron a cantar que iban a dar la vuelta en el Carrefour de avenida La Plata y en un impulso de fanaticada, a las 5 de la madrugada, finalmente cumplir con la vuelta en el supermercado, con changuitos y todo. Una vez en Primera, Mohamed siguió un año en el Globo, hizo diez goles, lo llamó Basile a la Selección, lo compró la Fiorentina y pasó a Boca. "Me hubiera gustado quedarme un par de años", reconoció, arrepentido. Hoy, a 17 años de ese ascenso, en otro ascenso que lo tiene como protagonista, el Turco no quiere repetir ese desengaño, sentir la ausencia como cuando en 1991 enfrentó a su ex club con Boca y no se animó a hacerle un gol. Y a raíz de todo ese sentimiento, el cambio de decisión, el paso del no sigo a dejo una puerta abierta.

"Quiero darle la chance a los dirigentes de que decidan. Dejo la puerta abierta para seguir. También quiero privilegiar a mi familia y pasar tiempo con ella. Ahora me voy una semana a México y veremos...", explicó el DT, que fue el centro de los festejos de ayer en Patricios. Y completó: "Con Babington tuve diferencias, pero no grandes. Es una persona a la que respeto. No muchos pueden lograr éxitos como jugador, como técnico y como presidente".

—¿Cómo hicieron para salir adelante después de que se les escapara en San Juan?

—Todo el mérito es de los jugadores. Los pibes que respondieron, los grandes que ayudaron y les hablaron en los vestuarios... Después de lo de San Juan, en el aeropuerto les dije que esto lo teníamos que sacar adelante y en la semana la seguí con que debíamos tener orgullo para recuperarnos...

—¿Quién fue el gran referente de este plantel?

—Hubo muchos, pero Ubeda sobresalió. Tiene todos los pergaminos y la mentalidad para ser el técnico de Huracán. A mí me gustaría que siguiera mis pasos. El conoce al plantel y sabe cómo juega el equipo.

—¿Y quién te sorprendió?

—Larrivey tuvo un crecimiento excepcional. No hizo la pretemporada, pero se acopló bien al resto del grupo. Fue por lejos el mejor del Clausura. Pero no me olvido de Milano, que apareció en las últimas fechas para darles muchas alegrías a los Quemeros.

—Como hincha y DT, ¿cómo vivís el ascenso?

—Es lo máximo, más no puedo pedir, me lo debía a mí mismo. Ya habíamos perdido cuatro definiciones, y al fin se nos dio. Ahora sí: Huracán es de Primera.

—La gente te tiene como ídolo, incluso chicos que no te vieron jugar. ¿Cómo vivís algo así?

—Incluso desde antes de volver al club, hay pibes de diez años que me saludan y piden autógrafos. Y la mayoría de ellos no me vio jugar... Es curioso, yo sólo estuve un año con Huracán en Primera, pero desde que volví me hicieron sentir muy bien, como quien dejó buenos recuerdos.

—¿Te arrepentís de haberte ido tan rápido?

—Mitad y mitad. Por un lado, tenía que asegurarme el futuro, pero por otro pienso que quedarme un par de años hubiese sido algo grandioso.

—Tenés la chance de agarrar la Sub 23 en el 2008.

—Está esa posibilidad, pero 100% confirmado no hay nada. Lo único concreto es de Emiratos Arabes, pero en mi proyecto no lo tengo contemplado. Vamos a ver, por ahí puedo seguir acá.

—¿De qué depende?

—Si me dicen que Larrivey se queda, las chances de que yo siga suben un 10%; si continúa Milano ya es 20%, y si también sigue Sánchez Prette, debemos andar en un 30%...

—Entonces, pensás seguir en el club...

—Mi señora, mi hermano y mis hijos son todos de Huracán. Quiero ver qué conviene para mi futuro de técnico y la verdad es que me muero por dirigir al club en Primera. Pero también quiero ver qué pasa...

—¿Ya te imaginás el clásico contra San Lorenzo?

—(Piensa diez segundos). Hay que ganarlo como sea.

¿Alguna prueba más?

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