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27 junio 2007

"Lo voy a convencer"

El Inglés se tiene fe para tratar de retener al Turco Mohamed. Y lo elogia: "El se merecía este ascenso más que nadie, por lo que sufrió y por las chances perdidas".



NICOLAS BERARDO
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Encontrar un dirigente que haya cumplido con una promesa es muy difícil. Y Carlos Babington es uno de los pocos que puede estar orgulloso de eso. El presidente dijo que Huracán iba a volver a Primera. Y el Globo está en la A. "Esta instancia era fundamental para el club. Hace un año que estamos aquí e hicimos cosas importantes: achicamos bastante la deuda y no generamos ningún juicio. Tal vez a la gente común eso le interesa poco, pero que es vital para el funcionamiento del club. Si el equipo no ascendía, todo eso se iba a diluir. Hoy el Globo respira fútbol, el ascenso estaba cerquita y se logró. Estaba convencido de que iba a ser así", dice.

—¿La salida de Sosa fue la única mancha?

—(Suspira). Si te basás en los resultados, hoy creo que la decisión no fue mal tomada. Ahora, analizando que traje a un amigo para dirigir y a las siete fechas tuve que decirle con todo el dolor del alma que tenía que irse... Lamentablemente se perdió una amistad.

—No acertó con Chiche, pero sí con el Turco...

—Mohamed estaba enojado conmigo. El había dicho que no lo había querido traer cuando yo era técnico. Al dirigir entendió: tuvo que enojarse con muchachos que había tenido de compañeros. La única duda a la hora de contratarlo era la desgracia que había pasado (NdeR: su hijo Farid murió durante el Mundial de Alemania, en un accidente automovilístico). El me dijo que el trabajo le iba a meter la cabeza en otro lado, que necesitaba una revancha. Creo que se merecía el ascenso más que nadie, por todo lo que le pasó y por las chances que tuvo de ascender y no pudo. La llegada del Turco fue acertada, armó consistencia en el grupo...

—¿Lo va a convencer para que continúe?

—Sí. Al menos vamos a tratar. Me gustaría que se quede, por supuesto. Acá tiene las puertas abiertas, pero vamos a esperar a que vuelva de México para hablar más tranquilos.

—Fue campeón como jugador, como técnico y ahora ascendió como presidente. Es como Beckenbauer.

—(Risas). Sí, es un orgullo, pero mis ambiciones para Huracán son mucho mayores que ascender. Yo me considero un privilegiado en este club. Más no le puedo pedir.

—¿Más no puede pedir? ¿Y un título en Primera?

—Sí, sería ideal. Pero el primer año la realidad tendría que ser mantenerse sin sobresaltos en Primera. Y empezar a pagar alguna de las deudas, que imposibilitan a Huracán en un montón de cosas.

—¿Cómo es el Huracán que viene?

—Yo quiero ver a este club como lo veía cuando era pibe. Vivía acá adentro, en la sede. Fui parapalos, anotador de pelota paleta, hacía judo, pileta, boxeo, jugaba al billar. En todas esas cosas, Huracán era casi prioritario en Buenos Aires. Hoy lo veo muy deteriorado. Uno sueña con devolverle algo. Me di cuenta de que un año es muy poco, ojalá hagamos mucho más.

—¿Ya pasó la bronca por lo de San Juan?

—Un triunfo así borra todo, pero no me olvido. Fue lamentable. El fútbol da revancha muy rápido y nosotros la aprovechamos de la mejor manera. El equipo sacó toda la bronca que tenía y ganó como se debe ganar una final: con fútbol, ganas y actitud. Les agradezco a los jugadores y al técnico, porque Huracán necesitaba imperiosamente estar en Primera. En esta categoría vamos a empezar a saldar algunas de las deudas, a poner al club un poco mejor. Y, futbolísticamente, ubicarlo entre los grandes como debe ser.

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