Últimos Posts

07 noviembre 2007

Pacto de enemigos

Un final conformista, sin que se forzaran las máquinas, para un clásico donde amagó arrasar el Cuervo, pero que pronto se desdibujó. Lo emparejó el Globo con buen trabajo defensivo, prolijidad en su arranque, aunque sin punch.

Fuente:

CARLOS RODRIGUEZ DUVAL

Relampagueó San Lorenzo, nada más. Se iluminó Huracán aunque enceguecido en el área. Se apagó poco a poco el partido, casi del todo en los últimos diez minutos, como si el 1-1 fuera un mal menor para este Cuervo, un premio digno para el Globo.

El chisporroteo de llegadas se agotó, uno por cada lado, a los 35 minutos: Barovero le tapó una llegada a Ortiz, y enseguida, Poggi mandó alto una oportuna media distancia. Después, el aparente y hasta quizás inconsciente conformismo los abrazó sobre el final.





Una jugada pareció desanimar al local: cuando se perdió el 2-0 con un cabezazo de Silvera que pegó en la espalda de Bottinelli, ubicado sobre la raya del arco. Iban 5 minutos, ya el Globo había soportado cinco corners (uno derivó en gol) y cometido varias faltas, con la consabida lluvia de centros de Adrián González para los lungos; se unía Bottinelli, amparado con la cortina de Méndez.

"Si entraba ésa, entraban varias más", era la presunción futbolera clásica para semejantes circunstancias. La cara opuesta, paradójica, quedó simbolizada cuando se iba el partido: el sombrerito de Barijho —toda una curiosidad en su historia sin sutilezas— ante Rivero, el mejor del local, que no se la bancó y se fue expulsado sin chistar.

Entre aquel frustrado 2-0 y este chupetín para el visitante, se hizo patente el paulatino desánimo de uno, el creciente "se puede" del otro. Porque San Lorenzo, que al principio movió bien la pelota con cambios de frente, empezó a padecer interrupciones en su circuito de juego. El mediocampo de Huracán era una barredora. Y atrás, estaba en la misma onda. Recuperada la pelota, el Globo explotaba las espaldas de Bilos y Aureliano Torres, con el pique y desmarque de Franzoia, quien a veces iba también por la izquierda. Pero fundamentalmente emprolijaba sus pases, crecía con la gambeta de Poggi para desbordar como puntero izquierdo. O derivar hacia el medio, para embarullar a la defensa rival. Justamente una vez, lo pararon mal y fue amarilla para Hirsig; y en otra, le cometieron falta, que posibilitó el gol del empate. El corrimiento circunstancial de Poggi a esa posición, buscaba la asociación con Sanchez Prette, quien metía la diagonal desde posición de 8 a la de 10, tipo enganche.

Engrupió otra vez el local al arrancar la segunda etapa. Y desde el banco, se dio un mensaje que buscó mayor consistencia ofensiva, con las entradas de la Gata Fernández y Romeo. Pero las decisiones reales las disponen los jugadores, con la pelota. No hubo más caudal creativo.

Por eso, resurgió una pregunta, que atraganta las gargantas tribuneras desde hace varias fechas: ¿Dónde estás campeón San Lorenzo que en este torneo no se te puede encontrar? Respuesta: hay pedacitos en Grecia (Ledesma) e Italia (Lavezzi), y el resto, forma un equipo devaluado.

Al Cuervo sólo se le advierten arrestos de los blasones de otroras, que más parecen manotazos de ahogado. Y Huracán se dignificó con su solidaridad global, y el atrevimiento de Poggi como bandera.


No hay comentarios.: