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27 junio 2007

El Turco y el Inglés, ciudadanos ilustres del enorme país quemero

En 1990, uno era jugador; el otro, el técnico. Diecisiete años más tarde, también ascendieron, transformándose en entrenador y presidente del club de sus amores, una historia que se entrelaza con el logro deportivo y que en el caso de Mohamed no ahorró dramatismo.

Fuente
Página 12

Hace poco menos de un año, en la madrugada siguiente a la noche en que Argentina perdió por penales con Alemania en el Mundial, el Turco Mohamed, su hijo Faryd y unos amigos del Turco viajaban en una casa rodante por la Ruta A4 y de pronto sintieron un impacto tremendo desde atrás, por el choque de un coche lanzado a casi 200 kilómetros por hora. El motorhome que cruzaba un puente cayó varios metros. El pibe estuvo unas horas en coma irreversible y murió; el Turco sufrió triple fractura en una pierna y debió quedarse internado en Alemania, sobrellevando apenas el tremendo dolor de la muerte de su hijo. Antes de aquello, cuando el año pasado Huracán disputó el ascenso con Gimnasia y Esgrima de Jujuy y luego la Promoción con Argentinos Juniors, el Turco le había prometido al pibe, futbolero, fana del Globo, que iban a ascender. Cuando Raúl Gordillo clavó el tercer gol de Huracán, el que cerraba definitivamente la historia de los dos partidos entre Huracán y Godoy Cruz, el Turco Mohamed estalló con un llanto interminable. Las cámaras de televisión hicieron foco desde todos los planos para mostrar la imagen de un hombre, quebrado, inmensamente feliz por el triunfo deportivo, pero con el alma vacía. Una imagen que conmovía hasta las lágrimas a cualquiera que tuviera alguna mínima idea de por dónde andaba la cabeza de ese hombre. “Es para mi hijo... es para mi hijo...”, balbuceó cuando le pusieron un micrófono mientras la hinchada cantaba: “De la mano del Turco vamos a volver / a La Boca, a Boedo y a Liniers”.

“Si hay alguien que merecía ascender a Huracán era Mohamed. Esto es gracias a él y a los jugadores”, dijo el presidente del club, Carlos Babington, que fue campeón con Huracán en el ’73, lo llevó al ascenso en 2001 y antes de ello también en el ’90 con este curioso detalle que hoy todos recuerdan: el día que Huracán ascendió en el ’90, con él como técnico, le ganó 1-0 a Los Andes en Remedios de Escalda, con gol del Turco Mohamed.

En los vestuarios, el Turco y el Inglés se juntaron con todos los demás en un festejo bien argentino, recordando a San Lorenzo y volvieron a cruzar guiños cómplices. Antes de la final habían tenido una charla a fondo, en la que se dijeron frontalmente cosas muy fuertes y abrieron la puerta de la continuidad del entrenador.

Diez días antes, el DT había pedido que el partido de ida contra los mendocinos se jugara en otra cancha porque la de Huracán estaba poceada, y Babington se lo quería comer. “Si llegamos a perder el ascenso jugando en otra cancha, nos matan”, razonó el presidente. “Yo les tengo fe a mis jugadores y a lo que pueden producir en un campo en buen estado”, decía el DT.

El cruce se agregó a los que se produjeron cuando Mohamed recibió una propuesta para dirigir a la selección juvenil después del Mundial de Canadá y anunció que se iba del club, se lograra o no el ascenso. Hoy la situación varió y queda algún margen para que el entrenador siga en su puesto al menos hasta fin de año.

“Por ahora no tengo nada decidido, me voy a ir unos días a México con mi esposa y mis tres hijos, y después veremos”, declaró el DT mientras recibía el abrazo y el reconocimiento de todos los jugadores.

Los hinchas de Huracán los adoran por igual. Les dicen el Inglés y el Turco; son quemeros hasta la médula.

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