Así, Huracán es invencible

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Gustavo Medina

En lo personal no lo esperaba. Había hecho un cálculo optimisma de 200 personas, no por falta de cantidad, sino por carencia de ánimos, luego de ser despojados del ascenso. Me equivoqué feo, y lo confieso sin pudores. Más de mil personas se dieron cita en la puerta del estadio (¿porqué no lo habrán abierto si sabían de la manifestación?) con banderas, bombos y pirotecnia. A las 19.15 hs, del estadio salió un asistente, con una caja repleta de fuegos artificiales, que llenaron de color la noche nublada de Patricios. Inmediatamente, por la puerta de la Platea Alcorta, empezaron a salir los jugadores. Quinteros, Sánchez Prette, Úbeda, Cristian Díaz...fue la locura. La gente se les fue encima, empezaron a cantar, a pedir autógrafos, fotos y triunfo mañana. Larrivey y Cellay eran los más asediados. Übeda, una y otra vez repetía "gracias por venir muchachos". Luego de 20 minutos, se metieron y la cenicienta puerta quedó cerrada...hasta que Mohamed la entreabrió y desde allí saludaba a la gente que lo vivaba. En otro sector, cerca de la calle Luna, el grueso de la gente cantaba de cara al segundo piso, donde los jugadores revoleaban remeras (se las tiraron a la gente) y compartían los cantos del pueblo quemero. De repente todos pidieron a la gente un poco de silencio, que se hizo en el acto. En medio de la expectativa, se oyó la voz más querida que salió desaforado, gritando "¡Vamos carajo!" y la gente explotó. Mohamed se quedó cantando y luego se metió. Llegaron las ovaciones para los jugadores, y al grito de "Huracán es grande solo por su gente sin salir campeón" prometieron ganar. Ganar hoy. Y ganar el ascenso.