Mohamed cumplió una rueda en Huracán y lo festejó con un 3-1 ante Villa Mitre que lo puso en carrera.
Fuente:
PABLO PISANI
La comodidad con la que Huracán cocinó a Villa Mitre tuvo más a favor que en contra. Debía ponerse de pie y respondió con contundencia, incluso sin Ubeda y Barrientos. La historia se empezó a escribir por las individualidades y la eficacia en la definición en el primer tiempo. Mientras el de Bahía pifió en las que generó (una en un palo), el Globo mató con ancho bravo en el segundo grito de truco (antes, Sardi se la sacó de la línea a Goltz). Desde ahí, manejó el trámite, a pesar de mostrar algunas falencias de equilibrio que el tiempo parece no querer corregir. Por ejemplo, desajustes que generan que equipos de poca talla le creen peligro o esa insistencia de salir jugando cuando se falla más de lo que se sorprende.
Claro, la chispa goleadora de Larrivey calmó ansiedades y el Quemero jugó otro partido en el ST, con el 2-0. Estuvo más firme atrás, mantuvo la actitud de atacar en bloque pero más pensante, y remató con un arma que venía descargada: Sánchez Prette, aunque otra vez se relajó en el final y no logró más tantos que le servirán para la General. Ese jugador le creó el miedo a Fuentes, quien no quería mover el medio suponiendo esa estrategia. Y en el mismo minuto que varió el doble 5, el de Huracán reventó con un derechazo fulminante. Igual, el DT de la Villa tardó en adelantar a Aguirre, el único claro: lo mejor para este grupo es jugar con un enganche que conecte el medio con dos tipos de experiencia en el ataque, que se desgastan en la búsqueda de los pelotazos de hoy.
El Globo se infló con aire renovado el día que el Turco cumplió una rueda. El aire se lo robó a Villa Mitre, que sigue con respirador...
Fuente:
PABLO PISANI
La comodidad con la que Huracán cocinó a Villa Mitre tuvo más a favor que en contra. Debía ponerse de pie y respondió con contundencia, incluso sin Ubeda y Barrientos. La historia se empezó a escribir por las individualidades y la eficacia en la definición en el primer tiempo. Mientras el de Bahía pifió en las que generó (una en un palo), el Globo mató con ancho bravo en el segundo grito de truco (antes, Sardi se la sacó de la línea a Goltz). Desde ahí, manejó el trámite, a pesar de mostrar algunas falencias de equilibrio que el tiempo parece no querer corregir. Por ejemplo, desajustes que generan que equipos de poca talla le creen peligro o esa insistencia de salir jugando cuando se falla más de lo que se sorprende.
Claro, la chispa goleadora de Larrivey calmó ansiedades y el Quemero jugó otro partido en el ST, con el 2-0. Estuvo más firme atrás, mantuvo la actitud de atacar en bloque pero más pensante, y remató con un arma que venía descargada: Sánchez Prette, aunque otra vez se relajó en el final y no logró más tantos que le servirán para la General. Ese jugador le creó el miedo a Fuentes, quien no quería mover el medio suponiendo esa estrategia. Y en el mismo minuto que varió el doble 5, el de Huracán reventó con un derechazo fulminante. Igual, el DT de la Villa tardó en adelantar a Aguirre, el único claro: lo mejor para este grupo es jugar con un enganche que conecte el medio con dos tipos de experiencia en el ataque, que se desgastan en la búsqueda de los pelotazos de hoy.
El Globo se infló con aire renovado el día que el Turco cumplió una rueda. El aire se lo robó a Villa Mitre, que sigue con respirador...
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