Huracán estuvo muchas veces al borde del nocaut, pero lo salvó Diego Pozo, su arquero. Y pese a caer 2 a 0 con Chacarita, jugará la Promoción ante Argentinos.
Fuente:
Nicolás Montala
Conmovedor. ¿¡Qué mejor palabra que esa para definir lo que fue este partido, esta batalla librada en José Ingenieros!? Electricidad, tensión, fogosidad, sufrimiento. Un altísimo voltaje de fervor, pulsaciones aceleradísimas, hinchas nerviosos, jugadores que trababan hasta con las pestañas. Emocionante por todos lados. Por ese empuje insaciable, corajudo y avasallador de Chacarita, que se quedó en las puerta del cielo a un solo gol de la hazaña. Por el corazón que expuso Huracán para defender su tesoro con un hombre menos desde los 27 del complemento y en esos rechazos con cualquier parte del cuerpo. Y, sobre todo, por la imponente tarde de Diego Pozo, el máximo artífice de que el Globo se haya abrazado a un lugar en la Promoción, frente a Argentinos.
Tuvo que rasparse las rodillas este Huracán para poder celebrar. Padeció por la desesperada presión de Chaca, sí, pero también por culpas propias. Con el 3 a 0 en su bolsillo (resultado que había logrado en el partido de ida), pecó de cauteloso excesivo y recibió fogonazos que le quemaron el quincho por todos lados.
Una tromba. Chaca fue como un torbellino de voluntades que, en momentos, pareció ir al frente hasta por inercia. Con alguna que otra jugada individual de Parra o Figueroa, aunque principalmente a los pelotazos. El asedio funebrero, impulsado desde la necesidad de subir la pendiente de tres goles abajo, asfixió al Globo. Lo paralizó, lo arrinconó.
Un mal camino. El equipo de Mohamed tuvo una actitud demasiado pasiva que lo mantuvo deliberadamente retrasado en la cancha. Al mediocampo le costaba quitar y, encima, cuando le quedaba alguna pelota, el nerviosismo lo llevaba a perderla enseguida, y en su campo. Mal Marini (lento y desconectado del juego), flojo Coyette, intermitente Poggi. Y vino un gol de Chacarita, y cayó el segundo de Chacarita. Y parecía que a Huracán se le derrumbaría todo lo bueno que hizo en el primer partido. Pero siempre aparecía algún defensor como Cellay o Sartori para salvar sobre la línea o en el área. Y si no, emergía la figura de Pozo, quien tapó cinco pelotas clarísimas de gol.
Brillante, descomunal. Fueron diez puntos para el arquero. Y para el partido.
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28 mayo 2006
Lo sacó del Pozo
Publicadas por
Lucila Comeron
a la/s
2:06 p. m.
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